SE APAGÓ UNA LUZ... PERO NO UNA VIDA
Mis sinceros respetos a una mujer de temple, inteligente, culta y elegante.
Gladys Pinto fue mi Maestra, lo digo con orgullo, y a ella le debo todo lo que sé de cine.
En este momento que su luz se ha apagado, quiero dejar constancia del amor que siempre le profesé, y que nunca morirá, porque son personas que en está vida están por algo, para que tu las encuentres o para que ellas te encuentren a ti. Un saludo a su marido y a su familia, mis condolencias y mis cariños.
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